SITUACIÓN DE LA ECONOMÍA BOLIVIANA 2021 Y PERSPECTIVAS 2022

Después de la contracción de la economía boliviana en 2020, cuando registró un decrecimiento de 8,7% del producto interno bruto, en la gestión 2021 registró un crecimiento económico de 6,1%, con una baja tasa de inflación, una balanza comercial favorable y una relativa estabilidad macroeconómica. Esta recuperación económica se vio estimulada por un entorno favorable de precios internacionales para las exportaciones, así como por el aumento de la inversión y la dinamización del comercio exterior.

La reactivación se dio con diferente desempeño de los sectores. Los que más se expandieron fueron minería (37,7%), construcción (17,9%), transportes y comunicaciones (16,2%), electricidad, gas y agua (7,8%), comercio (7%) y la industria manufacturera (3,9%). Mientras que los sectores que menos crecieron fueron hidrocarburos (2,6%), agricultura y ganadería (1,8%) y los establecimientos financieros (0,6%).  La tasa de desempleo descendió de 8,3% en 2020 a 5,2% en 2021.

El desempeño de las finanzas públicas se caracterizó por la expansión del gasto público, lo que se tradujo en un déficit fiscal de 9,2% respecto al PIB. La dificultad de financiar el desequilibrio fiscal con crédito externo ha acelerado el crecimiento de la deuda interna, principalmente a través del crédito neto del Banco Central de Bolivia y los títulos emitidos por el Tesoro General de la Nación. En 2021 la deuda pública interna y externa aumentó al 82% del PIB, en circunstancias en que las tasas de interés en los mercados internacionales están en ascenso.

La política monetaria del Banco Central de Bolivia se mantuvo expansiva, acomodado a los requerimientos de liquidez del Tesoro General de la Nación y los requerimientos de crédito de las empresas estatales. El principal problema es la pérdida de reservas internacionales, que disminuyeron en 738 millones de dólares en 2021. A marzo de 2022, el saldo de divisas bajó a 1.336 millones de dólares, equivalente al 7% del circulante y los depósitos a la vista y en cajas de ahorros en moneda nacional, y al 30% de los depósitos en moneda extranjera.

Resalta la solidez del sistema financiero, los depósitos crecieron en 6,9% y los créditos crecieron en 4,1% con relación a 2020. El índice de mora de la cartera fue de solo 1,6%. Las previsiones de la banca llegaron a ser dos veces la cartera en mora, lo que refleja la fortaleza de las entidades financieras frente al riesgo crediticio. Las utilidades netas llegaron a 1.541 millones de bolivianos, mayores a las registradas el 2020.

La cuenta corriente de la balanza de pagos registró superávit, debido principalmente al incremento del valor de las exportaciones y las remesas. Las exportaciones se favorecieron de las altas cotizaciones de productos básicos, sobre todo minerales. En cambio, las exportaciones de gas natural, incluso con precios de exportación más elevados, tuvieron un valor exportado por debajo del nivel de 2019. La disminución en la producción de gas llevó al descenso en la producción de los líquidos, con el consiguiente aumento de la importación de combustibles.  A marzo de 2022 el saldo comercial entre la venta de gas y la compra de combustibles es negativo, se exportó gas por un valor de 649 millones de dólares y se importó 662 millones de dólares de combustibles.

La inversión extranjera directa ha registrado una cifra positiva de 594 millones de dólares, después de dos años de cifras negativas. El aumento de la inversión se explica más por la reinversión de las utilidades de las empresas que por nuevos flujos de inversión directa.

Para la gestión 2022 el gobierno fijo como objetivos un crecimiento del Producto Interno Bruto de 5,1%, expansión que será impulsada principalmente por la inversión pública que dinamizará la demanda interna, un déficit fiscal del 8,5% del PIB y una tasa de inflación de fin de período del 3,3%.  La política monetaria tendría como objetivo la estabilidad del poder adquisitivo interno de la moneda.

La previsión de crecimiento para Bolivia en 2022 del Fondo Monetario Internacional es de 3,8%. El Banco Mundial prevé un crecimiento de 3,9% y la CEPAL ha proyectado un crecimiento de la economía de 3,5%. Estas proyecciones son menores a la tasa de 5,1%, proyectada por el gobierno en el presupuesto 2022. Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional estima una inflación de 3,2% para 2022, menos que lo previsto en el presupuesto nacional.

En su informe de junio 2022, el Banco Mundial proyecta que la economía boliviana crecerá un 3,9%. Este organismo multilateral en su informe de perspectivas económicas mundiales del mes de junio, advierte sobre el impacto de la alta inflación y la guerra en Ucrania en la región. Señala que existe un riesgo significativo de que un crecimiento más débil de lo esperado en China y Estados Unidos, principales socios comerciales de la región, pueda resultar en exportaciones e inversiones menores. Por otro lado, también indica que la escasez mundial de fertilizantes vinculada a la guerra de Ucrania, podría exacerbar el aumento de los precios de los alimentos.  Precisa que los altos precios de los alimentos podrían llevar a un incremento de la extrema pobreza y que los gobiernos podrían verse tentados a aplicar políticas de controles de precios y restricciones a las exportaciones.

El Banco Mundial señala que el Producto Interno Bruto en América Latina crecerá 2,5% en 2022, por debajo del crecimiento del 6,7% en 2021, como agravante de los daños provocados por la pandemia covid-19 y la invasión rusa a Ucrania que ha originado la desaceleración de la economía mundial.  De acuerdo con las perspectivas de crecimiento para los países de Latinoamérica, Colombia liderará el crecimiento en la región con una expansión del producto interno bruto de 5,4%, seguido de Argentina con 4,5% y Bolivia con 3,9%.

Según proyecciones de la CEPAL, la región de América Latina y el Caribe desacelerará su ritmo de crecimiento en 2022 a 2,1%, luego de crecer 6,2% promedio el año pasado. Esta desaceleración sucede en un contexto de importantes asimetrías entre los países desarrollados, emergentes y en desarrollo sobre la capacidad de implementar políticas fiscales, sociales, monetarias y de salud para la vacunación contra la pandemia covid-19.

Las perspectivas de la economía mundial para el 2022 son de incertidumbre por varios factores, la pandemia covid-19, la alta inflación de los Estados Unidos por los estímulos fiscales e incremento de la tasa de interés, el conflicto Rusia-Ucrania, el enfriamiento de la economía de China y crisis de la deuda externa, que conduciría hacia un estado de inflación y estancamiento económico que repercutirá en todos los países, incluido el nuestro.